Con la participación del presidente de la República, Dr. Tabaré Vázquez, la decana de Facultad de Química, Dra. María H. Torre, y autoridades de Francia y Polonia, el pasado 8 de noviembre se realizó un homenaje a Marie Curie en conmemoración de los 150 años de su nacimiento. La actividad, organizada por la Sociedad polaca Mariscal José Pilsudski en la Sala Nelly Goitiño del Sodre, se erigió como una de las más relevantes en torno a la figura de esta pionera de la ciencia que, en palabras de Torre, fue “una mujer con aptitud, pero también con actitud”, dada su tenacidad para abrirse camino en el mundo convulsionado y patriarcal de principios de siglo XX.
Vázquez abrió la ceremonia manifestando su “profunda admiración” por Marie, rescatando su condición de pionera a varios niveles, siendo la primera mujer en alcanzar un doctorado en ciencias, ganar el Nobel (en dos oportunidades: 1903 y 1911) o ingresar, sus restos, en el Panteón de París. Fueron hitos, estos, que no la eximieron de sufrir discriminación como “mujer, atea y polaca”, señaló Vázquez, al tiempo que recodó su visita al laboratorio de Marie, un lugar “más parecido a un galponcito del fondo que a un laboratorio científico”, y donde todavía resisten hoy las huellas de la radiactividad que, a la postre, fuera su verduga. Marie, fallecida a los 66 años, “pagó con su vida su amor por la ciencia”, expresó Vázquez.
En un detallado recorrido por su peripecia vital y su legado científico, la decana de Facultad de Química, Dra. María H. Torre, profundizó en los aspectos más destacados de la biografía de Marie, pero también en los menos conocidos, aquellos que dan cuenta del gusto de la científica por la poesía y la filosofía; los diarios personales que, a la par de su anotaciones sobre ciencia, daban cuenta del crecimiento de sus hijas, o la curiosidad de variar el uso de sus apellidos (Sklodowska o Curie) dependiendo de la ocasión y con el fin, muy seguramente, de lograr mayor atención en un ámbito y en una sociedad dominada por hombres. Torre destacó también el pasaje de Marie por la Sorbona, donde fuera una de las veintitrés estudiantes mujeres en un total de mil ochocientos estudiantes, y donde posteriormente ocuparía, a la muerte de su esposo Pierre en 1906, un puesto como investigadora y docente, el primero en la historia de esa institución. Previo a ello, Marie obtendría su doctorado con una tesis que, basada en los estudios de Henri Becquerel, marcaría el camino preparatorio para sus posteriores y fundamentales descubrimientos sobre la radiactividad con el descubrimiento del polonio y el radio. “Fue un emblema de la mujer independiente”, señaló Torre, una mujer que “rompió paradigmas” y se tranformó en “inspiración para las mujeres” dejando un intensa influencia en sus hijas, especialmente en Irène, quien siguiera sus pasos obtendiendo un Nobel en 1935. En Uruguay, precisó Torre, la influencia de Marie llegó a través de la figura del Químico Farmacéutico Domingo Giribaldo, decano de la Facultad de Química entre los años 1938 y 1941, y fundador de la empresa pionera en química industrial Efice, quien fuera discípulo de Marie durante sus estudios en París.
Por su parte, el cónsul de Polonia, Sr. Michal Swietlik, calibró la trascendencia de Marie a través de la anécdota familar que evoca a una abuela que, a fuera de temple, termina sus estudios universitarios a edad avanzada gracias al ejemplo de Marie, de quien guardara una foto entre sus documentos personales. En un “país atormentado por la historia”, expresó Svietlik, Marie fue pionera, incluso, en detalles tan significativos como el de ser la primera mujer en obtener una licencia de conducir para asistir a los heridos durante la Primera Guerra con su equipo de rayos X.
El embajador de Francia en Uruguay, en tanto, Sr. Philippe Bastelica, señaló “la fusión del alma polaca y el espíritu francés” que representó Marie, y el lugar legítimo que un homenaje a su figura recibe en Uruguay, país abierto a la inmigración “donde siempre existió el culto al pensamiento y la ciencia”.
El acto tuvo su cierrre con la interpretación al piano de piezas de F. Chopin, a cargo de los músicos Luis Pérez Aquino y Élida Gencarelli, al tiempo que, en el foyer del Auditorio, quedaba inaugurada la muestra “María y el mundo”, sobre la vida y la obra de esta científica notable y transgresora.