En la edición 2023 del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, la Comisión de Género de la Facultad de Química recuerda la trayectoria de:
María Antonia Grompone
María Antonia Grompone nace en Montevideo el 3 de mayo de 1943. Sus padres fueron María Angélica Carbonell y Antonio Grompone. Su padre, abogado, escritor y educador, fue una figura clave en la educación nacional. Entre sus aportes se destacan el haber sido el promotor de la fundación del Instituto de Profesores Artigas (IPA) y su primer director. Su madre, quien firmaba como María A. Carbonell de Grompone, era maestra y también hizo ricos aportes en la enseñanza e investigación sobre los problemas en la escritura, tal como se visualiza en sus publicaciones académicas. Del seno de esta familia surge María Antonia, quien se volcó a una vida científica, pero tuvo también una incursión menos conocida en la literatura narrativa.
Dotada de una fuerte personalidad, generó impresiones contrastantes en quienes la conocieron en los distintos momentos de su vida. Algunos la recuerdan como una mujer muy firme, muy inteligente y con alta dedicación a su trabajo. Otros guardaron la imagen de una mujer muy dura, defensora de sus convicciones a toda costa y “opositora”, sobre todo en el Consejo de la Facultad de Química. También, se la recuerda como la defensora de los derechos de los trabajadores, tanto en la política institucional como en aspectos sociales. Aquellos que la llegaron a conocer en otro plano, la recuerdan como la docente dedicada, cordial, una compañera alegre que se sumaba a tomar cerveza en los congresos e invitaba a su casa. Sin duda, su personalidad era una conjunción de todos estos perfiles.
María Antonia, una excelente estudiante
Grompone realizó sus estudios primarios en la escuela pública Nro. 83 y fue al liceo Rodó, ambos en Montevideo. Comenzó preparatorios de Medicina en el IAVA pero luego de un año se cambió a la opción Química. Al finalizar, ingresó en 1963 a la Facultad de Química (UdelaR) como estudiante de la carrera de Química Industrial, posteriormente reconocida como Ingeniería Química.
Su escolaridad se destacó por las altas calificaciones que obtuvo durante toda su carrera. Ya desde los primeros años asombra la calificación máxima obtenida en Matemática, Física y Química Física. A esta última materia se dedicó casi toda su vida. En 1975 se recibe y posteriormente evalúa comenzar un doctorado con ciertas dudas ya que, en el período de facto, esta opción no era siempre viable. Finalmente, consigue la dirección de tesis del Dr. Patrick Moyna en el tema “Isomería cis-trans de sustancias grasas. Su aplicación en la industria”, donde utiliza numerosos resultados de composiciones de grasas vacunas que había obtenido de su trabajo en la industria. Finaliza su doctorado en 1982 y cuenta el Dr. Moyna que su trabajo fue “mucho y bueno” y “100 % serio”. De él surgieron varias publicaciones, una de las cuales fue referencia para los que trabajaban en la temática.
Enseñar, divulgar, gestionar
En 1969, Grompone ingresa a la cátedra de Fisicoquímica como Ayudante. A través de los años asciende a Asistente (1973), Prof. Adjunto (1979) y Prof. Agregado (1986). Finalmente, en 1990 llega a ser Profesora Catedrática, cargo que usufructuó hasta su fallecimiento en 2017, a los 74 años de edad.
Uno de los hitos de su gestión fue la creación del Laboratorio de Grasas y Aceites en 1998. Como ella misma comentó: “Este hecho es de gran relevancia dado que se trata del único laboratorio especializado en la enseñanza e investigación en el área de Grasas y Aceites del Uruguay. Dicho laboratorio significó un gran esfuerzo y constancia dado que en su momento no contó ni con un grupo humano capacitado, ni con equipamiento de laboratorio para poder desarrollar esa actividad”.
Con ese tesón que la caracterizaba, a lo largo de todos sus años como Directora logró un laboratorio reconocido internacionalmente, bien equipado, con Recursos Humanos excelentemente formados que hoy desarrollan nuevas líneas de investigación.
Grompone dedicó mucho tiempo a dar clases en los cursos curriculares y optativos de las carreras de la Facultad de Química. Cuenta una estudiante que la tuvo de docente que en primera instancia imponía distancia y a veces no se atrevían a preguntarle las dudas. Con el paso del semestre, al entrar en confianza, la situación cambiaba. Era tan clara explicando y entendía específicamente lo que uno no comprendía que una charla con ella “abría cabezas”.
En Facultad de Química dirigió numerosos estudiantes de grado y posgrado, muchos de los cuales han llegado muy lejos en la carrera docente y en el sector productivo. También tuvo un gran aporte en la formación de docentes tanto de Magisterio como de Enseñanza Media. Como expresó la Profesora Cristina Rebollo del Consejo de Formación en Educación, Grompone fue muy generosa en su vínculo con los educadores de Química. Siempre se hacía un tiempo para apoyar los eventos, sin solicitar nada a cambio. Trasmitía valores culturales a los docentes y a los estudiantes liceales con los que interactuaba.
Sin duda María Antonia Grompone era una mezcla de científica y culta literata, lo que dejaba entrever en sus conferencias. Es así que se destacan títulos algo diferentes como “Reflejos de las Ciencias en la Literatura Universal”, dictada en la Universidad de Salamanca (España) o las dictadas en Uruguay como “Las bases científicas y la ética involucrada en la novela de Frankenstein de Mary Shelley”, “Asesinato por insolubilidad: un enigma de Agatha Christie” y “Descubrimiento científico o “cuento del tío”: Una discusión sobre El fabricante de diamantes de H.G. Wells.” Ella explicaba puntos temáticos de química que no se entendían fácilmente, usualmente insertos en un contexto literario y mostraba su aplicabilidad. Como también expresó Rebollo “Dejó huellas a través de la conferencia científica como herramienta de formación y las manejó brillantemente”.
Otro fuerte de Grompone fue la gestión en la Enseñanza. Integró comisiones para el diseño de programas de química de bachillerato trabajando en equipo con docentes de Enseñanza Media y colaboró en la planificación, elaboración de planes de estudio y co-dirección del Bachillerato Tecnológico en Química y de la carrera de Tecnólogo Químico, esta última compartida entre UTU y Udelar. En el año 2013, luego de la creación de la Universidad Tecnológica del Uruguay (UTEC), Grompone integra el Consejo Directivo Central Provisorio de la institución, aunque por desavenencias de criterio se retira al poco tiempo.
Dentro del largo historial académico de Grompone se destaca también su trabajo de extensión y relacionamiento con el medio, apoyando incondicionalmente a varias escuelas y liceos, así como a diversos sectores productivos para los cuales era referente. Por su profundo conocimiento sobre temas alimentarios fue asesora en varios juicios, cuando el poder Judicial pidió el apoyo de la Facultad de Química. No tenía reparos en participar y afrontaba, como parte de su trabajo, los tiempos que estas actividades insumían.
Una investigadora de impacto
María Antonia Grompone fue investigadora honoraria del Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas (PEDECIBA) categorizada como grado 5 y Nivel II del Sistema Nacional de
Investigadores. Sus principales líneas de investigación se enmarcaron en el estudio de las propiedades fisicoquímicas de grasas y aceites naturales como los aceites de pescado, de microalgas, de semillas de plantas autóctonas, grasas vacunas, entre otras. En estos estudios, evaluó la calidad de grasas y aceites luego de tratamientos térmicos, puso a punto técnicas de extracción y actividad de antioxidantes, de análisis de grasas trans en alimentos y de composición lipídica de carnes vacunas, bovinas y suinas, así como de lobos marinos.
Una línea de investigación que amerita también especial atención fue la del estudio de aceite de oliva virgen: su extracción y sus propiedades. Los trabajos derivados de esta línea le permitieron el reconocimiento de ser nombrada como integrante de la Comisión Directiva de la Sección Latinoamericana de la American Oil Chemists Society (AOCS) de Estados Unidos, ser representante oficial de Uruguay, nombrada por el Ministerio de Relaciones Exteriores, en el grupo de expertos químicos del Consejo Oleícola Internacional (COI) y ser invitada a escribir un artículo en la sexta edición del libro Bailey’s Industrial Oil and Fat, considerado una obra de referencia sobre lípidos.
El trabajo en todas estas temáticas, a las que se suma la de biodiesel, le permitieron publicar un muy alto número de artículos en revistas científicas arbitradas, libros, capítulos de libros, presentaciones en congresos y dictó una impactante cantidad de conferencias, superando las 250 conferencias.
Otras actividades técnico-científicas relevantes fueron las participaciones en grupos de trabajo creados por el Ministerio de Salud Pública para modificar el Reglamento Bromatológico, para creación de normas para el chocolate y aceites de fritura y la integración del Comité de Normatización de Grasas y Aceites de UNIT. También fue integrante del Consejo Nacional de Innovación, Ciencia y Tecnología (CONICYT) como representante de la Udelar.
En el 2007 fue nombrada miembro titular de la Academia Nacional de Ingeniería del Uruguay y fue una de las fundadoras de la Sociedad Uruguaya de Ciencia y Tecnología de los Alimentos.
Reconocimientos póstumos
En el 2017, a pocas horas de su fallecimiento, el Consejo Directivo Central realizó un minuto de silencio en su honor y se expresaron palabras de reconocimiento a su trayectoria. Al día siguiente, surgieron muchos artículos de prensa informando del deceso y enfatizando su aporte profesional.
Posteriormente, el Consejo de la Facultad de Química expresó su profundo sentir haciendo un minuto de silencio en homenaje a su muy destacada docente y a sus valiosos aportes en el área de los alimentos.
La Iglesia Metodista en el Uruguay, en su culto de conmemoración de los fallecidos, expresa, entre otros pensamientos: “gracias por la tremenda dignidad con que defendiste los principios de la justicia en ámbitos y momentos muchas veces muy difíciles”.
A modo de reconocimiento y homenaje a “quien siempre brindó entusiasta y desinteresadamente aportes al colectivo de docentes y estudiantes de Química”, el equipo editor de la Revista Electrónica Enseñanza de la Química consideró compartir dos artículos de Grompone en la primera edición de esa revista.
Finalmente, cuando hizo un año de su fallecimiento, el Departamento de Ciencia y Tecnología de Alimentos de la Facultad de Química realizó un acto de reconocimiento con la colocación de una placa en su honor. A ese evento asistieron familiares, amistades, compañeros de trabajo docentes y no docentes, autoridades de la institución e incluso una persona de la comunidad cercana a la institución, quien expresó unas palabras muy conmovedoras refiriéndose al apoyo que de ella había obtenido. Este acto, de por sí, muestra cómo era considerada María Antonia Grompone.